COLOMBIA (AndeanWire, 18 de Febrero de 2016) Las empresas familiares enfrentan diferentes desafíos en el camino de consolidación. No solo deben ganarse un espacio en el mercado y sector económico en el que realizan sus actividades, sino que además deben formalizar las prácticas de administración y gobierno para lograr sobrevivir.Dada la importancia de este asunto en particular, se han presentado diversas discusiones alrededor de este tema. Por ejemplo, la importancia de los procesos de sucesión, para garantizar que los relevos en la alta gerencia no generen traumatismos en las operaciones de la empresa. La escogencia de miembros de la familia para ocupar posiciones dentro de la empresa a través de criterios basados en meritocracia, y haciendo que los mismos compitan con los diferentes candidatos disponibles en el mercado laboral, evitando el nepotismo o favoritismo por lazos familiares y generando un ambiente en el cual los aspirantes de la familia a trabajar en la empresa y los profesionales que no pertenecen a la familia se sientan tratados de manera equitativa. Otro aspecto que ha cobrado relevancia en la empresa familiar, es el establecimiento de mecanismos tradicionales de gobierno, como la junta directiva, a través de la cual la familia puede recibir asesoría de parte de externos expertos, que acompañen a la alta gerencia en la toma de decisiones y definición de la estrategia de la empresa.
Sin embargo, por su naturaleza y características particulares, las empresas familiares están interrelacionadas con las familias fundadoras, y esto crea necesidades específicas desde el punto de vista de gobierno, y mecanismos diseñados específicamente para este tipo de empresas, dentro de lo que se conoce como gobierno familiar. Están las asambleas de familia, los consejos de familia y los protocolos familiares. Las asambleas buscan fortalecer los vínculos de las familias, los consejos permiten designar miembros de la familia para la solución de diferencias entre los familiares, y para articular la relación de la familia con la empresa. Y los protocolos familiares, o constitución de la familia, permiten declarar explícitamente normas que regulen la relación familia y empresa, y los principios morales y éticos que guían las decisiones de la familia empresaria.
Un aspecto al que poca atención se presta en temas de gobierno familiar, es a la responsabilidad fiduciaria de los miembros familiares que son accionistas, respecto a su círculo familiar cercano. Para ser más específicos, suponga el siguiente ejemplo: cuatro hermanos son accionistas de una sociedad, cada uno con una participación del 25%. En principio, todos los mecanismos de gobierno se enfocan en garantizar que los hermanos tengan una empresa bien dirigida, rentable y que genere réditos para ellos, y en consecuencia, para sus familias de destino. Sin embargo, si alguno o todos los hermanos han contraído matrimonio y tienen hijos, además de ser dueños de la empresa actúan como administradores de la riqueza actual y futura de sus cónyuges y herederos; incluso si estos no son accionistas de la empresa en la actualidad. La falta de conciencia al respecto genera todo tipo de problemas, falta de planeación por muerte súbita, diferencias que pueden surgir con la separación de los esposos, hijos extramatrimoniales y otro tipo de situaciones que no se prevén pero que surgen de manera inesperada.
Estos aspectos se han discutido profundamente en una publicación reciente realizada por María Andrea Trujillo y Alexander Guzmán, investigadores del CESA, junto con Belén Villalonga de New York University y Raphael Amit, de University of Pennsylvania. En un evento gratuito dirigido a familias empresarias que se realizará el 19 de abril en el CESA, se discutirán estos y otros aspectos relevantes del gobierno en la empresa familiar, con la presencia de Manuel Bermejo, del Instituto de Empresa, empresarios familiares como Arturo Calle, consultores en gobierno y los investigadores del CESA.
Para mayor información ingresar a: (LA PÁGINA DEL CEGC del CESA).